Aposiciones de Ampliación y restricción.

La anterior entrada, la aposición del adjetivo al pronombre, prueba la posibilidad de esta nueva aposición. Recordemos que el participio es una de las tres formas no conjugables del verbo que, en algunas ocasiones, desempeña la función de adjetivo. Puede ser regular cuando termina en ado o ido; es irregular con otra terminación como ito, eso o erto en palabras como: escrito, impreso o abierto.
Teniendo en cuenta lo anterior, la aposición del participio al pronombre es posible en los siguientes ejemplos extraídos en el libro del Logoi del maestro Fernando Vallejo.
"Huérfana, mimada por su tío frívolo y bonachón, vigilaba desde esa casa siempre resonante de visitas, siempre trémula por el entrar y el salir de los coches, la quinta de los vecinos" (Mujica Láinez).
"Horrorizada y amedrentada, fue a confesar con un cura carlista de Elizondo, emigrando en Bayona, y le contó todo" (Id).
"Estimulado por el alcohol pensó, tal vez , que la situación peligrosa, que la situación insostenible en que se ponía, no tendría consecuencias" (Bioy Casares).
Por otro lado, en la aposición del participo al pronombre se puede presentar una inconsecuencia sintáctica o anacoluto.
Un anacoluto es una oración que carece continuidad. Es decir, no hay coherencia sintáctica en ella.
El patrón Arsenio, sus empleados irán a la huelga.
¿Cuáles empleados?, ¿Acaso usted tiene empleados, señor lector? Y si ese caso, ¿Cree que en vez del patrón Arsenio, debería ir el suyo?
A esto se refiere la discontinuidad encontrada en los anacolutos, los cuales pueden corregirse y están mal en un ambiente intelectual, pero aceptables en el lenguaje coloquial.
El pronombre sus podría cambiarse por el pronombre relativo cuyos: El patrón Arsenio, cuyos empleados irán a la huelga.
No obstante, este tipo de construcción sintáctica es válida en textos literarios como los escritos de Cervantes o el poeta Jorge Manrique. Sin embargo, utilizaremos los versos de Larra y Becquer, los cuales están citados en el libro del Logoi y contienen palabras en participio.
"Designado, [Manuel Godoy] por Napoleón para una especie de trono improvisado sobre las ruinas del de Portugal, [quienes han escrito sobre él] ofrécenle a sus lectores como habiendo tenido gran parte en el viaje de Bayona y en la abdicación forzada de la familia real de España" (Larra).
En esta frase, el anacoluto se evidencia en la palabra ofrécenle.
"Críada aquí, al aire libre, entre el bullicio y la animación de la venta, educada para ser dichosa en la pobreza, la sacaron de esta vida y se secó como se secan las flores arrancadas de un huerto para llevarlas a un estado" (Bécquer).
En esta frase, el anacoluto ocurre después de la segunda coma y el pronombre la.
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